La historia de los hermanos Pacheco no es un caso aislado, desgraciadamente, pero sí merece una reseña por la gravedad de lo sucedido: la herencia de sus padres supuso la ruina de toda la familia.
El Impuesto de Sucesiones en Andalucía ha sido uno de los más voraces de España con el contribuyente, hasta que el pasado año varios partidos políticos acordaron establecer un mínimo exento a las herencias de hasta un millón de euros. Demasiado tarde para los Pacheco porque la modificación tributaria no tiene carácter retroactivo y la modificación no causó ningún efecto en su caso. El hotel, un piso, una casa en la playa y una plaza de garaje, eran el legado que su padre quiso dejar a sus hijos tras su muerte, y por el que la Junta de Andalucía les pedía 400.000 euros en concepto del Impuesto de Sucesiones. La cuantía era “inasumible” para los beneficiarios. Intentaron vender las propiedades. Al tratarse de bienes inmuebles, la Administración es la encargada de otorgarles un valor a través del catastro, que nada tenía que ver con el precio de mercado.
Les decían que el piso valía 300.000 euros y lo vendieron por 90.000 euros para poder pagar “Sucesiones”. Los hermanos Pacheco también vendieron la casa de la playa, peo el caso más sangrante fue el del hotel, que lo valoraron en 1,4 millones de euros y se adjudicó a una empresa por unos irrisorios 185.000 € tras salir dos veces a subasta y quedar la puja desierta. El edificio tuvo que venderse por un precio ocho veces menor que lo que había valorado la Junta de Andalucía, lo que ni siquiera permitió a sus antiguos propietarios pagar la disparatada cantidad que les exigían por “Sucesiones”.
Las herencias no siempre son fáciles y son demasiadas las ocasiones en las que los herederos sufren las consecuencias por impuestos y Leyes mal planteadas.
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